Rosetta Forner, autora de gran éxito y
difusión acuñó este término, El Hombre metroemocional, para referirse a una
ideal de hombre, que toda mujer; o mejor dicho toda reina, término también
acuñado por ella para referirse a aquellas mujeres que han tomado con valor y
decisión las riendas de su propio destino, quisiera tener a su lado. Después de
la “moda” de los hombres metrosexuales; hombres que cuidan mucho su aspecto y
que están más cercanos a la sensibilidad femenina, nació el hombre urbesexual,
habitante metropolitano de las grandes capitales y ciudades. Poco más tarde, en
el entorno de la seducción, se acuñó el término de hombre Alfa, como auténtico
líder de la manada. El término hombre Alfa y la moda asociada a este hombre
Alfa deriva esencialmente de dos fenómenos bien diferenciados, pero coincidentes
en el tiempo:
Por una parte la moda de la seducción y el
éxito de dichas corrientes que preconizan la prevalencia de dicho hombre Alfa.
- Y por la otra, la difusión de una
corriente que podríamos denominar como Darwiniana y que nos habla de hombre y
mujer desde un punto de vista meramente evolutivo, como se trata en El Gen
Egoísta.
- Afortunadamente, otras corrientes de
pensamiento han permitido que seamos muchos los que creemos en otros modelos de
hombre ¿por qué? Porque funcionan; de ahí nacen estos nuevos hombres, me cogen
bastante cerca: El hombre metroemocional, que sería el hombre perfecto visto
desde los ojos de una mujer y El nuevo Adán, que sería el hombre real que todos
llevamos dentro, nuestro ideal máximo a aspirar desde nuestro punto de vista
puramente masculino.
El modelo propuesto por Rosetta, el hombre
metroemocional, es perfecto para suplir las necesidades femeninas. En otras
palabras, es un Adán salido de la costilla de Eva, construido en función de la
mujer. En contraste, el nuevo Adán, está basado en los cuatro pilares básicos
primarios, los valores: INTEGRIDAD, INTELIGENCIA, AUTONOMÍA Y ESTATUS. Es un
modelo en el que seguimos trabajando en P&R y que pretende sacar al hombre
real que habita en nosotros, de forma libre, voluntaria, aceptada y consciente:
DIRECTO AL NÚCLEO, de dentro hacia fuera y nunca al revés. La diferencia
radical de ambos modelos, es el punto de partida y los ojos desde donde se
mira.
Apoyándonos en El nuevo Adán, Arcángel y un
servidor, seguimos descubriendo día a día respuestas, actitudes y los reflejos
necesarios para las necesidades reales del hombre de carne y hueso como tú y
como yo, muy alejadas de la teoría, el conformismo o el vivir en función de
otra que cosa que no sea labrar tu propio camino. Modelo en el que creemos
firmemente porque lo hemos pagado y propuesto con nuestras propias vidas y que
por ello proponemos, desde un criterio importante: SER HOMBRE PARA TI MISMO, NO
PARA ELLA.
El hombre metroemocional tiene las
siguientes características según su creadora, que discutimos a continuación, y
cómo veréis, comparte más de un punto en común con nuestro nuevo Adán. Analicemos
estos puntos uno por uno:
Prefiere
la soledad antes de vivir una relación falsa y además, le gusta viajar solo: Perfectamente compatible con la idea de un
nuevo Adán coherente, integro y autónomo. Buscar en otro la huida de la soledad
sólo es lanzarse en brazos de una soledad aún mayor. Es hora de que el hombre
asuma que la felicidad es cosa de uno mismo y que no hay que buscar en nadie
“que nos haga felices”. En cuanto a lo de viajar solo, a mi me viene una palabra
a la cabeza: AUTONOMÍA.
Aprecia que una mujer sea libre,
independiente, y que exprese su opinión, respetándola siempre y no teme a las
mujeres: Sólo la cobardía natural del hombre explica el miedo ante una mujer
auténticamente libre e independiente. Amar la independencia de una mujer es en
realidad amar de verdad a una mujer , sin complejos y sin ataduras. El no temer
a las mujeres, o el carecer de prejuicios, es característica indispensable en
cualquier marco de seducción. Le encantan las mujeres más inteligentes que él.
Le gustan las mujeres independientes, que sepan arreglárselas sin él. De esta
manera, si está con él será porque le quiere de verdad, no porque le necesita.
Sabe
hablar sobre sus emociones, es responsable de sus actos, asume sus errores, es
sincero y no dice nada que no pueda mantener al día siguiente: Estas es una de las verdaderas luchas que
el hombre debe emprender. Tener al fin una buena relación con sus propias
emociones. Son ya demasiados siglos reprimiendo, camuflando o simplemente
sintiendo vergüenza de las emociones. El hombre, por naturaleza tiene una menor
inteligencia emocional que la mujer. Menos acostumbrado a verbalizar “lo que
siente” suele optar por entrar en acción. Un hombre nuevo y moderno debe
aprender a conectarse mejor con su mundo emocional. Esto le será muy útil en su
desarrollo personal, profesional y afectivo.
Por otra parte, la capacidad de
responsabilizarse de sus acciones es consustancial a una idea que venimos
defendiendo hace tiempo: INTEGRIDAD y CONGRUENCIA. Un hombre integro asume sus
responsabilidades y no busca falsos culpable. Un hombre nuevo es un hombre
responsable y proactivo.
No
se implica en una relación sin haber pensado antes en las ventajas y los
inconvenientes: No hay
nada peor y más triste que las relaciones por las relaciones. Tanto hombre como
mujer, solamente deben implicarse cuando realmente lo desean, sin fecha de
caducidad pero tampoco con planning preestablecido.
No
es coqueto: Este es un
punto en el que difiero abiertamente con la autora. Yo defiendo que el hombre
debería tomar apuntes y aprender de la mujer en relación al uso sano y natural
de la coquetería. Y digo sano y natural para diferenciarlo del coqueteo interesado;
del coqueteo sexual implícito y demás formas de coqueteo que el hombre suele
usar. Una diferenciada esencial entre hombre y mujer es que la mujer puede
coquetear de forma instintiva, desinteresada e incluso diría yo inocente. El
hombre, si coquetea jamás lo hace de forma natural e instintiva y por supuesto
nunca lo hace de forma desinteresada. Cuando un hombre es coqueto (y yo creo
que a esto se refiere Rosetta), es o para ligar o bien para alimentar un ego
debilitado, que por cierto también es la causa principal del coqueteo femenino
implícito en su MOSTRADOR. Creo, honestamente que el hombre debería aprender a
conservar perpetuamente tenga o no tenga pareja, la capacidad de atracción. Si
un hombre, al igual que una mujer, no atrae a las demás mujeres ,no puede
atraer a la suya. Quisiera incidir en este punto pues además de ser polémico puede
resultar malinterpretado.
Por supuesto que desapruebo en hombres con
pareja formal toda actitud de tonteo, infidelidad aunque sea de pensamiento,
seducción intencionada o actitud de “calienta”…. Yo no estoy hablando de eso.
La mujer cuando va al trabajo tenga o no pareja se maquilla a conciencia, se
pone guapa, usa una falda que resalte su trasero, una blusa que dibuje de forma
sutil sus senos y cuando habla con otros hombre no duda, en ocasiones a usar un
lenguaje corporal que para un observador imparcial podría ser “seductor”. Desea
sentir “que gusta” a otros hombres. ¿Significa eso que sea infiel o mala mujer?
Por supuesto que no, significa que es mujer y punto.
Es esta clase de acicalamiento, de
mantenerse atrayente lo que yo preconizo en el hombre, e insisto, creo que en
este aspecto el hombre tiene aún mucho que aprender. No suele tener término
medio. O se vuelve un beta (parafraseando ese lenguaje seductivo tan de moda) o
es infiel y tira los trastos a todo lo que se mueve.
Le
gustan los niños, juega con sus hijos y no critica a su ex-mujer: Comparte la co-responsabilidad en la
relación de la pareja. El nuevo hombre debe vivir plenamente la experiencia de
la paternidad. Honestamente creo que no hacerlo es sencillamente una tragedia.
Como hombre hay muchas cosas que puedes hacer y muchas que puedes ser. Puedes
ser amigo; novio; puedes ser Director General, amante, marido, pero creo que
hay pocas cosas ten hermosas como ser padre. Qué pena que durante siglos de
evolución el hombre haya dimitido o asumido solo a tiempo parcial dicho cargo.
Respecto a lo de no criticar a la mujer, supone ser un hombre que es libre de
rencor.
Para finalizar, solo queda recomendar la
lectura del ultimo libro de Rosetta Forner “El ultimo sapo que besé”.
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